Responder con Bendición

1 Pedro 3:9 No devuelvan mal por mal, ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.

I. El Mandato de No Pagar Mal por Mal

1. Rechazo a la Venganza Personal

Romanos 12:17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres." Proverbios 20:22 No digas: 'Yo me vengaré; espera a Jehová, y él te salvará. La reacción natural es devolver el mal, pero Dios nos llama a confiar en Su justicia y no actuar por impulso.


II. El Llamado a Bendecir

1. Seguir el Ejemplo de Cristo

Lucas 6:28: "Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. 1 Pedro 2:23 Cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente. Cristo nos mostró que la verdadera fortaleza está en la mansedumbre y en confiar en la justicia divina.


2. El Poder Transformador de la Bendición

Proverbios 15:1 La blanda respuesta quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor. Romanos 12:20-21 Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber... No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. La bendición tiene el poder de desarmar al enemigo y traer paz a las situaciones más difíciles.


III. La Promesa de Heredar una Bendición

1. Recibir Bendición a través de la Obediencia

Mateo 5:9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Salmos 34:12-14: ¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?... Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela. Al seguir el llamado de Dios, no solo evitamos el conflicto, sino que heredamos bendiciones eternas y terrenales.



Conclusión


Responder con bendición es una muestra de nuestra fe en la soberanía de Dios y en Su justicia. Al elegir bendecir en lugar de maldecir, reflejamos el amor de Cristo y abrimos la puerta para que Su paz gobierne nuestras vidas. Que el Señor nos fortalezca para actuar con amor en cada circunstancia, recordando que nuestra herencia es una bendición eterna.