Jeremías 30:17 Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová, porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda.
Introducción:En tiempos de aflicción, enfermedad o rechazo, Dios nos recuerda que Él es nuestro sanador y restaurador. Su promesa de sanidad abarca no solo el cuerpo, sino también el alma y el espíritu. Aunque el mundo nos olvide o nos desprecie, Dios tiene el poder de traer restauración completa.
I. Dios sana nuestras heridas físicas y emocionales Salmos 147:3 Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas. Isaías 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Dios no solo ve nuestro dolor, sino que se acerca para sanarlo. Las heridas del corazón, causadas por el rechazo o la traición, también están en su agenda de sanidad.
II. Dios restaura lo que el enemigo ha destruido Joel 2:25 Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta Salmos 23:3 Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. A veces, las pérdidas en nuestra vida parecen irreparables, pero Dios promete devolvernos lo que el enemigo intentó destruir. Su restauración es completa y nos conduce a un nuevo comienzo.
III. Dios nos da un nuevo propósito y esperanza Isaías 61:3 A ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado… 2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Dios no solo sana y restaura, sino que nos da un propósito renovado. En Cristo, nuestro pasado no nos define, sino que su gracia nos impulsa hacia un futuro lleno de esperanza.Conclusión:
Dios es nuestro sanador y restaurador. No importa cuán profundo sea nuestro dolor o cuán grande haya sido la pérdida, su amor y poder pueden traer sanidad total. Confiemos en sus promesas y caminemos con fe, sabiendo que en sus manos hay restauración y vida nueva.