Introducción:
Vivimos en un mundo de constantes desafíos e incertidumbre. Muchas veces, nos afanamos y tratamos de resolverlo todo con nuestras propias fuerzas. Sin embargo, Dios nos llama a detenernos, confiar y reconocer Su soberanía. Este versículo nos enseña una poderosa verdad: en la quietud y la fe encontramos Su paz y victoria.
I. La quietud en Dios nos libera del temor "No temeremos, aunque la tierra sea removida..." Salmo 46:2
A veces, las circunstancias parecen incontrolables, pero Dios nos invita a descansar en Él.
Jesús nos enseñó a confiar y no temer: "No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" Juan 14:27.
La verdadera paz no viene de la ausencia de problemas, sino de la presencia de Dios en medio de ellos.
II. Conocer a Dios fortalece nuestra fe "Conoced que Yo soy Dios" Salmo 46:10b
No podemos confiar en quien no conocemos. Dios desea que le busquemos en oración y en Su Palabra.
Moisés conoció a Dios en la zarza ardiendo Éxodo 3:14 y aprendió que Él es el gran "Yo Soy".
Jesús nos reveló al Padre: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" Juan 14:9.
La historia está en Sus manos; nada escapa a Su control.
Aun cuando no entendemos lo que sucede, Su propósito se cumple: "Todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios" Romanos 8:28.
Un día, toda rodilla se doblará ante Él Filipenses 2:10-11.
Conclusión:
Cuando aprendemos a estar quietos en Dios, superamos el temor, fortalecemos nuestra fe y reconocemos Su poder sobre todas las cosas. Hoy, decide confiar en Él y descansar en Su soberanía. En la quietud de la fe, encontramos la paz que el mundo no puede dar. ¿Qué área de tu vida necesitas entregar hoy a Dios y descansar en Su promesa?