Introducción
El apóstol Pablo enseña en Efesios 2:8 que la salvación no es alcanzada por méritos humanos, sino que es un regalo inmerecido de Dios. Este pasaje nos revela la grandeza del amor divino y el fundamento de nuestra fe en Cristo. A continuación, veremos cuatro aspectos esenciales sobre la salvación por gracia.
1. La fuente de nuestra salvación: La gracia de Dios Romanos 3:23-24 “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.” La gracia es el favor inmerecido de Dios. No se basa en lo que somos o hacemos, sino en el amor y la misericordia de Dios manifestada en Cristo. Reconocer que nuestra salvación no depende de nuestras obras, sino del regalo divino.
2. El medio de la salvación: La fe en Cristo Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” La fe es el canal por el cual recibimos la gracia de Dios. No es un simple creer intelectual, sino una confianza plena en la obra de Cristo en la cruz. Depender totalmente de Jesús como nuestro Salvador, descansando en su sacrificio perfecto.
4. El propósito de la salvación: Una vida transformada Efesios 2:10 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Aunque las obras no nos salvan, somos llamados a vivir una vida que refleje la transformación que la gracia produce. Servir a Dios con gratitud y obediencia, mostrando frutos de una fe viva.
Conclusión
La salvación es un regalo divino recibido por gracia mediante la fe, y no por nuestros méritos. Este don nos transforma para vivir en obediencia y gratitud a Dios. Aceptar esta verdad nos libera del esfuerzo humano por “ganar” la salvación, y nos impulsa a una vida que glorifica a Cristo.