El acceso confiado al trono de la gracia

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16

1. El llamado a acercarse a Dios "Acerquémonos, pues..." El autor de Hebreos nos exhorta a tomar una decisión activa y continua de acercarnos a Dios. Santiago 4:8: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros…” Salmos 73:28: “Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien…” No debemos vivir en distancia espiritual. El acceso a Dios está abierto, pero requiere decisión personal.

2. La actitud correcta: confianza "...confiadamente..." Podemos acercarnos sin temor, por medio de Cristo, con seguridad de ser escuchados y aceptados. Efesios 3:12 En quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él. Romanos 5:1-2 ...tenemos paz para con Dios... por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia...” Nuestra confianza no está en nosotros mismos, sino en la obra perfecta de Jesús.


3. El trono no de juicio, sino de gracia "...al trono de la gracia..." Dios se presenta no como juez implacable, sino como un Padre lleno de gracia, accesible por medio de Cristo. Romanos 8:1“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús...” Isaías 30:18  “Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros...” Podemos descansar en el carácter misericordioso de Dios. Su trono es fuente de ayuda, no de condenación.


4. El propósito del acercamiento: recibir ayuda "...para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." Dios nos ofrece exactamente lo que necesitamos: perdón (misericordia), favor inmerecido (gracia) y ayuda en el momento justo. Salmos 46:1 “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” Lamentaciones 3:22-23 “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos…” Podemos orar con la certeza de que Él responderá en el tiempo perfecto con lo que realmente necesitamos.


Conclusión:


Hebreos 4:16 nos recuerda que en Cristo tenemos acceso libre y confiado al trono celestial, donde nos espera un Dios lleno de gracia y misericordia. No estamos solos en nuestras debilidades; somos invitados a acudir constantemente en oración, sabiendo que el socorro divino llegará a tiempo. Acerquémonos con fe, con humildad y con plena seguridad en la fidelidad de nuestro Salvador.