Introducción:
Vivimos en un mundo donde la necesidad material y espiritual es constante. Sin embargo, la Palabra nos asegura que Dios es nuestro proveedor fiel. Filipenses 4:19 es una promesa poderosa que nos muestra que la provisión de Dios no se basa en nuestras limitaciones, sino en Su abundancia.
1. La fuente de la provisión: Dios mismo,“Jehová es mi pastor; nada me faltará.” Salmos 23:1
No depende del hombre, de la economía ni de nuestras capacidades.
Dios es dueño de todo: “Mía es la plata y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.” (Hageo 2:8)
Cuando confiamos en Dios, reconocemos que Él es la fuente de todo bien.
2. La medida de la provisión: Sus riquezas en gloria “Del Señor es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan.” Salmos 24:1
Su provisión es ilimitada, no escasa.
Dios no da de lo que le sobra, sino conforme a la abundancia de Su gloria.
Podemos esperar bendiciones completas porque su medida es infinita.
Todas las bendiciones nos llegan a través de la obra de Cristo.
En Él tenemos acceso a toda gracia: “El que no escatimó ni a su propio Hijo… ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?” Romanos 8:32
La provisión no es automática, está ligada a nuestra relación con Cristo.
4. El alcance de la provisión: Todo lo que os faltan “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” 1 Pedro 5:7
Incluye lo material, lo espiritual, la paz, la fortaleza.
Dios no promete lujos, pero sí suplir todo lo necesario.
No hay necesidad genuina que Dios ignore. Él cuida de cada detalle.
Conclusión:
Filipenses 4:19 nos asegura que Dios es suficiente para cada necesidad. Su provisión proviene de su abundancia y llega a nosotros a través de Cristo Jesús. No hay límite para su fidelidad. Por lo tanto, debemos vivir confiados, sin ansiedad, sabiendo que nuestro Padre celestial sabe de qué tenemos necesidad y cuidará de nosotros Mateo 6:31-33