1. Dios nos llama a tener valor en medio de los desafíos
El mandato de “esforzarse y cobrar ánimo” es una exhortación directa a enfrentar con valentía los retos de la vida.
Moisés anima a Josué y al pueblo ante la transición de liderazgo y entrada a la tierra prometida.
La valentía no viene de la autosuficiencia, sino de la presencia de Dios.
Josué 1:9 “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente…”
Isaías 41:10 “No temas, porque yo estoy contigo…”
2. No hay razón para temer cuando Dios va con nosotros
El temor paraliza, pero la confianza en Dios nos impulsa hacia adelante.
Dios conoce nuestras limitaciones, pero también su poder ilimitado.
La presencia de Dios cambia completamente nuestra perspectiva.
Salmo 23:4 “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno…”
Romanos 8:31 “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”
3. Dios es fiel: nunca nos deja ni nos abandona
Dios no es como los hombres que fallan o se olvidan.
Su fidelidad es constante, incluso cuando nosotros somos inconstantes.
Su promesa de acompañamiento es segura.
Hebreos 13:5 “No te desampararé, ni te dejaré.”
Lamentaciones 3:22-23 “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos…”
4. La presencia de Dios nos capacita para cumplir su propósito
Josué necesitaba fortaleza no solo para liderar, sino para obedecer la voluntad divina.
Cuando Dios está con nosotros, Él nos equipa para su obra.
La seguridad de su presencia nos da fuerza y dirección.
Éxodo 33:14 “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.”
Filipenses 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
Conclusión:
La promesa de Deuteronomio 31:6 sigue vigente hoy. En medio de la incertidumbre, los cambios y las batallas, Dios nos dice: “Esfuérzate, no temas, porque yo estoy contigo.” Él no abandona a sus hijos, su presencia es garantía de victoria. Por eso, caminemos con fe, sabiendo que Aquel que nos acompaña es más grande que cualquier adversidad.