I. El Amor de Dios es Iniciador
Romanos 5:8 "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros."
Dios no esperó que lo amáramos primero.
Su amor tomó la iniciativa aun cuando estábamos en pecado.
La acción de enviar a Su Hijo es una declaración clara de Su amor.
Dios te amó primero; su amor no depende de tu perfección.
II. El Amor de Dios es Sacrificial
Juan 3:16 "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito..."
El amor de Dios no es solo palabras, sino entrega.
Cristo es el mayor regalo del cielo, ofrecido voluntariamente.
El sacrificio de Jesús revela el valor que Dios da a cada alma.
El amor verdadero se demuestra en sacrificios, no solo en palabras.
III. El Amor de Dios es Redentor
Efesios 1:7 "En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia."
A través de Cristo, somos rescatados del pecado y la muerte.
Su amor no solo nos abraza, sino que nos transforma.
Nos ofrece vida nueva y propósito.
No hay pecado que el amor de Dios no pueda redimir.
IV. El Amor de Dios nos llama a vivir en Él
2 Corintios 5:15 "Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos."
El propósito del amor de Dios es que vivamos por Cristo.
Nuestra vida ya no nos pertenece; ahora vivimos para glorificar a Dios.
El amor recibido debe ser amor compartido.
Tu vida es ahora una respuesta viva al amor de Dios.
Conclusión:
El amor de Dios no es un concepto abstracto, sino una realidad visible en la persona de Jesucristo. Dios nos amó primero, se sacrificó por nosotros, nos redimió y ahora nos llama a vivir por Él. Recibamos su amor y reflejémoslo a otros. "Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero." 1 Juan 4:19