La Promesa de Dios para Su Casa de Oración

Introducción:

En 2 Crónicas 7:15-16, Dios responde a la oración de Salomón después de la dedicación del templo. Estas palabras revelan el corazón de Dios hacia su pueblo y su deseo de habitar en medio de ellos. Este pasaje nos enseña sobre la presencia, la atención y la fidelidad de Dios.

1. La Atención de Dios a Nuestras Oraciones v. 15 Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar.


  • Dios promete estar atento a las oraciones que se eleven en Su casa. Esto muestra Su disposición para escuchar y responder a las súplicas de Su pueblo.

  • Podemos confiar en que Dios escucha nuestras oraciones cuando nos acercamos a Él con un corazón sincero. Su atención no está limitada por el tiempo o el espacio, sino que Él está siempre dispuesto a responder.


2. La Elección de Dios para Habitar en Medio de Su Pueblo v. 16 Pues ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre.


  • El templo fue elegido y santificado por Dios como un lugar donde Su nombre habitaría. Esto refleja su deseo de estar cerca de Su pueblo y de ser glorificado en medio de ellos.

  • Hoy, nosotros somos el templo del Espíritu Santo 1 Corintios 3:16. Dios ha elegido habitar en nosotros, y debemos vivir en santidad, honrando Su presencia en nuestras vidas.


3. La Permanencia de la Presencia de Dios v. 16 Y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.

  • Dios no solo promete habitar en el templo, sino que también asegura que Su atención y Su corazón estarán ahí perpetuamente. Esto muestra Su fidelidad y compromiso eterno con Su pueblo.

  • La presencia de Dios es eterna y constante. Podemos descansar en la seguridad de que Él nunca nos abandonará y que Su amor y cuidado por nosotros son permanentes.



Conclusión:


2 Crónicas 7:15-16 nos recuerda que Dios escucha nuestras oraciones, elige habitar en medio de Su pueblo y permanece fiel para siempre. Como creyentes, somos llamados a vivir en santidad, confiando en Su presencia y respondiendo con adoración y obediencia.