Introducción
Después del diluvio, Dios trajo un nuevo comienzo para Noé y su familia. Este capítulo nos enseña que, aunque atravesamos tiempos difíciles, Dios es fiel para restaurar y renovar.
I. Dios no olvida a los suyos Y se acordó Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él en el arca Génesis 8:1.
Aunque el diluvio duró mucho tiempo, Dios nunca perdió de vista a Noé.
En tiempos de prueba, podemos confiar en que Dios sigue obrando Isaías 49:15-16.
Su fidelidad nos sostiene hasta el día de la restauración Salmos 27:14.
II. Dios prepara el terreno para un nuevo comienzo Las aguas decrecían gradualmente de sobre la tierra" Génesis 8:3.
Dios no solo detuvo la tormenta, sino que también preparó la tierra para un nuevo inicio.
A veces, el proceso de restauración es gradual, pero Dios nos guía paso a paso Eclesiastés 3:11.
Esperar en Dios nos da la seguridad de que Él abrirá el camino correcto Salmos 37:5.
Noé no se apresuró a salir; esperó la señal de Dios Génesis 8:15-16.
Su primera acción al salir fue agradecer y adorar a Dios.
Nuestra respuesta a la fidelidad de Dios debe ser la obediencia y la adoración 1 Samuel 15:22; Juan 4:24.
Conclusión
Génesis 8 nos muestra que Dios nunca nos olvida, que Él prepara un camino para nuestra restauración y que nuestra respuesta debe ser confiar, obedecer y adorar. Así como Noé experimentó un nuevo comienzo, Dios también tiene uno preparado para cada uno de nosotros.