No te avergüences, glorifica a Dios

 1 Pedro 4:16 "Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello."

Introducción


Ser cristiano implica vivir de acuerdo con los valores del Reino de Dios, lo que a menudo genera oposición en un mundo que rechaza la verdad.


Este versículo nos enseña cómo enfrentar el sufrimiento con dignidad y propósito: no avergonzarnos, sino glorificar a Dios.


I. El Llamado a Sufrir Como Cristianos


1. Ser cristiano implica oposición


  • Jesús nos advirtió sobre el rechazo del mundo:

"Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán" Juan 15:20. La oposición es señal de nuestra fidelidad a Cristo.


2. Ejemplo de los primeros cristianos


  • Los apóstoles se gozaban al sufrir por Cristo: "Ellos, saliendo del concilio, se regocijaban de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre" (Hechos 5:41).


II. No Avergonzarse de la Fe


1. La vergüenza proviene de una percepción equivocada


  • El mundo puede ver la fe como debilidad, pero para nosotros es poder: "Porque no me avergüenzo del evangelio; porque es poder de Dios para salvación" Romanos 1:16.


2. La identidad en Cristo nos da seguridad


  • Somos hijos de Dios, llamados para su gloria: "Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios" 1 Pedro 2:9.


III. Glorificar a Dios en el Sufrimiento

1. El sufrimiento nos acerca a Cristo


  • Participamos de sus padecimientos y de su gloria: "Si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados" Romanos 8:17.


2. El testimonio impacta a otros


  • Nuestra reacción ante el sufrimiento glorifica a Dios:"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" Mateo 5:16.


Conclusión


Sufrir como cristianos no es motivo de vergüenza, sino de honra. Al perseverar en la fe, glorificamos a Dios y damos testimonio de su poder transformador. Reflexionemos en la promesa de recompensa eterna:

"Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan... Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos" Mateo 5:11-12. Mantente firme en Cristo, no te avergüences de tu fe y glorifica a Dios, sabiendo que Él es fiel para recompensarte.