Introducción
Jeremías fue llamado a ser profeta en un tiempo de gran dificultad y oposición.
Dios le asegura su protección y fortaleza, dándole la valentía para cumplir su misión.
Este pasaje nos enseña cómo confiar en Dios para enfrentar adversidades con fe y determinación.
I. Dios da fortaleza a sus siervos
Jeremías 1:18: "Yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro y como muro de bronce contra toda esta tierra."
Fortaleza como ciudad fortificada: Dios protege a sus siervos como un muro protege a una ciudad (Salmo 18:2).
Columna de hierro: Representa estabilidad y resistencia frente a las pruebas (Isaías 41:10).
Muro de bronce: Símbolo de defensa impenetrable (Zacarías 2:5).
Aplicación: Dios equipa a quienes llama para cumplir Su propósito, dándoles fortaleza espiritual.
II. La certeza de la oposición
Jeremías 1:19a: "Pelearán contra ti, pero no te vencerán."
La oposición es inevitable: Jeremías enfrentaría rechazo por su mensaje (Juan 15:18-19).
Dios promete la victoria: Aunque el enemigo ataque, no prevalecerá (Romanos 8:31).
Ejemplo Bíblico: Pablo enfrentó persecución, pero siempre confió en la ayuda divina (2 Corintios 12:9-10).
Aplicación: Las dificultades no significan derrota; son oportunidades para experimentar la fidelidad de Dios.
III. La presencia y fidelidad de Dios
Jeremías 1:19b: "Porque yo estoy contigo para librarte, dice Jehová."
La promesa de Su presencia: Dios nunca abandona a quienes le sirven (Josué 1:9).
Dios como libertador: Él es quien libra del peligro y da paz en medio de la tormenta (Salmo 34:17).
Ejemplo Bíblico: Daniel en el foso de los leones; Dios estuvo con él y lo libró (Daniel 6:22).
Aplicación: La certeza de que Dios está con nosotros nos da confianza y esperanza en todo momento.
Conclusión
Jeremías 1:18-19 nos enseña que Dios da fortaleza, protege a sus siervos y les asegura la victoria, aun en medio de la oposición.
Como Jeremías, podemos confiar en la fidelidad de Dios, sabiendo que Él cumple Sus promesas (Hebreos 10:23).
Llamado a la acción: Permanezcamos firmes en nuestra fe, confiando en que Dios es nuestra fortaleza y defensa.
"Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?" Salmo 27:1.