He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.Apocalipsis 3:20
Introducción:
Apocalipsis 3:20 nos presenta una imagen poderosa: Cristo de pie a la puerta del corazón humano, tocando, esperando ser recibido. Este versículo no es solo una invitación, sino también una promesa de comunión con el Salvador. Reflexionemos sobre esta invitación divina a través de tres verdades clave.
1. Cristo está presente y llama con amor He aquí, yo estoy a la puerta y llamo..."
Cristo no se impone; Él respeta nuestra voluntad y se presenta con paciencia y amor.
Juan 10:27 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.”
Isaías 65:2 “Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde…”
Dios no se ha alejado; es el hombre quien cierra la puerta. Jesús sigue tocando hoy, con un llamado lleno de gracia.
2. La decisión es personal e intransferible,"...si alguno oye mi voz y abre la puerta..."
Cada persona debe decidir si abre o no. No hay salvación por tradición, familia o religión.
Deuteronomio 30:19 “Escoge, pues, la vida…”
Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”
Dios llama, pero tú decides. La puerta solo tiene picaporte por dentro.
3. La recompensa es una relación íntima con Cristo"...entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo."
Esta cena representa comunión, intimidad, amistad y salvación.
Juan 14:23 “Vendremos a él, y haremos morada con él.”
Salmo 23:5-6 “Aderezas mesa delante de mí… y en la casa de Jehová moraré por largos días.”
Abrir la puerta a Cristo transforma tu vida. Él no entra para juzgar, sino para tener comunión contigo.
Conclusión:
Cristo está tocando a la puerta de tu corazón hoy. Él no fuerza la entrada, pero tampoco se aleja. La decisión de abrirle te pertenece. Si lo haces, experimentarás una relación viva, restauradora y eterna con Él. ¿Oyes Su voz? ¿Abrirás la puerta hoy?