Introducción
Este capítulo relata el duelo de Abraham por Sara y su compra de la cueva de Macpela. A pesar de que Dios le prometió la tierra, él aún no la poseía. Sin embargo, su actitud refleja fe, integridad y una visión eterna.
I. Fe en la Promesa de Dios
Abraham sabía que la tierra le sería dada, pero aún no la tenía en posesión.
Aun así, actuó con fe, confiando en el cumplimiento de la promesa de Dios en Su tiempo.
Hebreos 11:13 Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos y creyéndolo y saludándolo..."
II. Integridad en los Tratos con los Hombres
Aunque los hijos de Het le ofrecieron la sepultura gratis, Abraham insistió en pagar el precio justo.
Su testimonio de honestidad y justicia resaltó su carácter piadoso.
Proverbios 11:3 "La integridad de los rectos los encaminará; pero la perversidad de los pecadores los destruirá."
III. Un Enfoque en la Eternidad
Abraham reconoció que era un "extranjero y forastero" en la tierra.
Su esperanza estaba en algo más grande: la ciudad celestial que Dios había preparado.
Hebreos 11:9-10 "Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena... porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios."
Conclusión
La vida de Abraham nos enseña a vivir con fe en la promesa de Dios, con integridad ante los hombres y con una mirada puesta en la eternidad. No siempre veremos el cumplimiento inmediato de las promesas divinas, pero podemos confiar en que Dios es fiel. Como Abraham, seamos testimonio de fe y justicia en todo lo que hacemos.