Introducción
1. Bendecir a los que nos maldicen Lucas 6:28a - “Bendecid a los que os maldicen…”
Romanos 12:14 “Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.” Bendecir significa desear el bien y hablar con favor sobre aquellos que, en lugar de mostrarnos bondad, nos desean lo contrario. Esto es una respuesta contracultural, pues el instinto humano es devolver mal por mal. Pero el apóstol Pablo, en Romanos 12:14, refuerza esta enseñanza diciendo que debemos bendecir a quienes nos persiguen, es decir, aquellos que activamente nos hacen daño.
El poder de la bendición no solo reside en la capacidad de cambiar la vida del otro, sino también en transformar nuestro propio corazón. Al bendecir, nos liberamos del resentimiento y permitimos que el amor de Dios fluya a través de nosotros, manteniendo nuestro espíritu en paz.
Piensa en una situación reciente en la que alguien te ha hecho daño verbalmente o te ha deseado el mal. ¿Cómo puedes bendecir a esa persona? Tal vez podrías orar por su bienestar o incluso hacer un acto de bondad hacia ella.
2. Orar por los que nos calumnian Lucas 6:28b - “…y orad por los que os calumnian.”
Mateo 5:44 “Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.” Orar por quienes nos calumnian es un acto de humildad y amor que refleja la naturaleza de Dios. Jesús, en Mateo 5:44, nos enseña a amar incluso a nuestros enemigos. Cuando oramos por quienes nos hacen daño, no solo estamos pidiendo por ellos, sino también presentándonos a Dios con un corazón humilde, buscando que su voluntad prevalezca sobre nuestras emociones.
La oración por los enemigos es una manifestación del amor de Dios en nosotros. Al hacerlo, le pedimos a Dios que trabaje en sus corazones y les revele su gracia, mientras también nos libera del ciclo de amargura y resentimiento.
Considera a las personas que te han calumniado o hablado falsedades en tu contra. Ora por ellas, pidiendo a Dios que las bendiga y les conceda paz. Al hacerlo, entrega tus propios sentimientos de dolor y busca la sanidad interior.
3. Viviendo el amor de Cristo en un mundo hostil Lucas 6:27 - “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen.”
Romanos 12:20-21 - “Así que, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien y el mal.” Vivir el amor de Cristo no se trata solo de palabras, sino de acciones concretas. Jesús nos llama a amar de manera práctica, incluso a aquellos que nos aborrecen. Este amor se manifiesta en actos de bondad y generosidad, respondiendo al mal con el bien. Pablo, en Romanos 12:20-21, nos da un ejemplo práctico: alimentar a nuestro enemigo si tiene hambre o darle de beber si tiene sed.
Este tipo de amor no es solo una virtud moral, sino una estrategia espiritual para desarmar el poder del mal. Al devolver bien por mal, no permitimos que el odio o el rencor echen raíces en nuestro corazón, sino que respondemos con el mismo amor con el que Cristo nos amó.
¿Qué significa amar a tus enemigos en tu contexto actual? Considera formas prácticas en las que puedas hacer el bien a quienes te han lastimado o a quienes ves como hostiles. Recuerda que al hacerlo, estás reflejando el amor de Cristo.
Conclusión
Lucas 6:28 nos llama a vivir de manera radical y contracultural. Al bendecir a los que nos maldicen y orar por quienes nos calumnian, somos partícipes del amor transformador de Dios. Este amor no solo puede cambiar nuestras relaciones con los demás, sino que también transforma nuestro corazón, liberándonos del resentimiento y guiándonos hacia la paz. A través de la oración y la acción, vencemos el mal con el bien, reflejando el carácter de Cristo en un mundo necesitado de su amor.