Ofreciendo nuestras vidas como sacrificio a Dios

Romanos 12:1"Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios."

I. Motivación para el Sacrificio: La Misericordia de Dios Romanos 12:1: "Tomando en cuenta la misericordia de Dios..." La misericordia de Dios es la razón por la cual ofrecemos nuestras vidas como sacrificio. Nuestro sacrificio no es una obligación pesada, sino una respuesta agradecida al amor de Dios. 


Lamentaciones 3:22-23: "Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana..." Efesios 2:4-5: "Pero Dios, que es rico en misericordia... aun cuOfreciendo nuestras vidas como sacrificio a Dios


ando estábamos muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo."


II. La Naturaleza del Sacrificio: Un Sacrificio Vivo Romanos 12:1 "...ofrezcan su cuerpo como sacrificio vivo..." A diferencia de los sacrificios del Antiguo Testamento, que implicaban muerte, este es un sacrificio "vivo". Nos llama a vivir cada día para Dios, entregando nuestra vida y voluntad en todo lo que hacemos. 


Gálatas 2:20 "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí..." Romanos 6:13 "...presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia."


III. La Cualidad del Sacrificio: Santo y Agradable a Dios Romanos 12:1 "...como sacrificio santo y agradable a Dios..." Nuestra vida debe reflejar santidad y dedicación, evitando lo que es impuro. La santidad implica estar separados para Dios, viviendo en obediencia y pureza que agradan a Dios.


1 Pedro 1:15-16 "Sed santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo." Salmo 19:14 "Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía y redentor mío."


IV. El Propósito del Sacrificio: Adoración Espiritual Romanos 12:1: "...en adoración espiritual."

Este sacrificio es un acto de adoración, no solo en palabras o rituales, sino en nuestras acciones y pensamientos diarios. Vivir para Dios es la máxima expresión de adoración.


Juan 4:23-24 "Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad..." 1 Corintios 10:31 "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios."


V. La Respuesta: Una Vida Transformada Romanos 12:2 (como continuación de 12:1): "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento..." La transformación es una respuesta al sacrificio ofrecido. Al vivir en el Espíritu y renovar nuestra mente, nuestro carácter y perspectiva cambian para reflejar a Cristo.


Efesios 4:22-24 "Despojaos del viejo hombre... y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad." 2 Corintios 5:17 "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es..."


Conclusión:


Romanos 12:1 nos llama a responder a la misericordia de Dios ofreciendo nuestras vidas como sacrificio vivo, santo y agradable. Esta entrega constante y llena de propósito representa una vida de adoración genuina. Que, al vivir de este modo, experimentemos la transformación de nuestra mente y espíritu para cumplir la buena voluntad de Dios en nuestra vida.


Auténtica convicción

Gálatas 1:10 “¿Acaso busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Si yo estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.”

1. Definición del propósito del siervo de Dios Pablo aclara que su compromiso es con Cristo y no con la aceptación de los hombres. Ser siervo de Dios requiere lealtad a su voluntad y verdad, sin compromisos por agradar a otros. Mateo 6:24: "Nadie puede servir a dos señores... no se puede servir a Dios y a las riquezas." Este versículo refleja el conflicto de lealtad que enfrentamos al elegir a quién agradar. Hechos 5:29: "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres." Aquí, los apóstoles muestran la importancia de priorizar a Dios sobre la aprobación humana.

2. El peligro de agradar a los hombres

Proverbios 29:25  "El temor del hombre pondrá lazo; Mas el que confía en Jehová será exaltado." Buscar la aprobación de los hombres puede llevarnos a comprometer nuestra fe y valores. Nos arriesgamos a ser atrapados en una vida superficial y alejada de la voluntad de Dios.

Juan 12:42-43: "Muchos... creyeron en Él; pero... no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga; porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios." Esto muestra cómo el temor a perder aprobación puede alejarnos de una vida pública de fe. Santiago 4:4: “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?” Santiago nos recuerda el conflicto entre el deseo de ser aceptado por el mundo y el compromiso con Dios.


3. La libertad que viene de agradar solo a Dios

Colosenses 3:23  “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.” Cuando nuestra motivación es agradar a Dios, encontramos verdadera libertad y paz. Ya no dependemos de la opinión de otros, sino de la aprobación de Dios, que conoce nuestras intenciones y obra en nuestro corazón.

1 Tesalonicenses 2:4: “...así hablamos, no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.” Pablo enfatiza que nuestra fidelidad debe estar en agradar a Dios, quien nos conoce profundamente. Mateo 6:1-4: Jesús enseña que nuestras obras deben ser para Dios, no para ser vistos por los hombres, reflejando así una pureza de intención.


4. Ejemplos bíblicos de quienes eligieron agradar a Dios

Daniel 3:16-18 Los tres jóvenes hebreos que prefirieron enfrentar el horno de fuego antes que rendirse ante la presión de los hombres. Estos ejemplos ilustran la fidelidad de aquellos que eligieron agradar a Dios sobre los hombres, sin importar las consecuencias.

Hebreos 11:24-26: "Por la fe Moisés... prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a gozar de los deleites temporales del pecado." Moisés eligió agradar a Dios antes que disfrutar de los placeres temporales. Hechos 4:18-20: Pedro y Juan se negaron a dejar de predicar sobre Jesús, mostrando que su compromiso con Dios era más fuerte que la amenaza humana.


5. La recompensa de agradar a Dios

1 Samuel 2:30 “Porque yo honraré a los que me honran.”Dios recompensa a quienes buscan agradarlo y honrarlo por encima de todo. Esto incluye la paz, la aprobación divina y la satisfacción de vivir en Su voluntad.

Mateo 25:21: “Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de tu señor.” Jesús describe la recompensa final de los siervos fieles que buscan honrar a Dios. Romanos 2:29: “…la alabanza del tal no viene de los hombres, sino de Dios.” La verdadera aprobación viene de Dios y tiene un valor eterno.


Conclusión:

Vivir para agradar a Dios en lugar de a los hombres nos permite experimentar una relación más profunda con Él, vivir con propósito y mantener la integridad de nuestra fe. Este compromiso requiere valor y convicción, pero lleva a la paz y a la recompensa divina.

La confianza en Dios para cada día y la paz en el presente


Mateo 6:34 - "Así que, no se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Cada día tiene ya sus problemas."


I. El Llamado a Confiar en Dios

Proverbios 3:5-6: "Confía en el Señor de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas." La confianza en Dios es el primer paso para dejar de preocuparnos. No podemos resolver el futuro por nuestras fuerzas, sino confiando en la guía divina.


Filipenses 4:6-7: "No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús." Pablo nos recuerda que, en lugar de preocuparnos, debemos acudir a Dios en oración, recibiendo así su paz.


II. La Providencia de Dios Cada Día

Lamentaciones 3:22-23: "El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!" Cada día trae nuevas misericordias de Dios, y esto nos da seguridad de que Él proveerá lo necesario cada mañana.


Éxodo 16:4: (Maná diario en el desierto) "Yo haré llover pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger la ración de cada día." Dios proveyó pan diariamente a su pueblo, enseñándoles a confiar en Él para cada día en el desierto.


III. El Problema de la Ansiedad por el Futuro

Lucas 12:25-26: "¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? Ya que no pueden hacer algo tan pequeño, ¿por qué se preocupan por lo demás?" Jesús nos recuerda que la preocupación no tiene poder real para cambiar nada, por lo tanto, debemos soltar nuestras ansiedades sobre el futuro.


1 Pedro 5:7: "Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes." Pedro nos llama a entregar nuestras cargas y ansiedades a Dios, confiando en Su amor y cuidado paternal.


IV. Vivir en el Presente, Agradecidos y Enfocados en el Hoy


Salmo 118:24: "Este es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y alegraremos en él." Cada día es una oportunidad para regocijarnos y ver la bondad de Dios, viviendo en gratitud sin preocuparnos por el mañana.


Santiago 4:13-15: "Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: 'Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero'. ¿Cómo saben lo que será de su vida el día de mañana?" Santiago exhorta a no presumir del futuro y a vivir con la humildad de que nuestras vidas están en manos de Dios.


Conclusión:


Salmo 55:22: "Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará." Al final, confiar en Dios significa entregar nuestras preocupaciones diarias y vivir el presente con la seguridad de que Él está con nosotros.


La Confianza en la Obra de Dios en Nosotros

Filipenses 1:6 "Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo."

Introducción


Filipenses 1:6 expresa una profunda seguridad en la fidelidad de Dios. Nos recuerda que el proceso de transformación y crecimiento que Él ha iniciado en nosotros es una obra continua y que Él, en Su fidelidad, la llevará a cabo. A lo largo de la Biblia encontramos textos que nos ayudan a comprender y afirmar esta esperanza.


I. Dios es el Iniciador de la Buena Obra Filipenses 1:6a: "El que comenzó en vosotros la buena obra…"


Efesios 2:8-10 Nos recuerda que somos salvos por gracia mediante la fe, no por nuestras obras, y que hemos sido creados en Cristo para buenas obras que Dios preparó de antemano.


Juan 15:16  Jesús afirma que Él nos eligió y nos llamó, recordándonos que nuestra relación con Él y nuestra transformación no es un accidente, sino el propósito intencional de Dios.


Dios es el iniciador de nuestra fe y vida en Cristo. Este conocimiento nos brinda seguridad, pues no depende de nuestro mérito, sino de Su llamado y gracia.


II. Dios es Quien Realiza y Sostiene la Obra en Nosotros Filipenses 1:6b: "…la perfeccionará…"


Hebreos 13:20-21 Nos asegura que Dios nos equipa con todo lo que necesitamos para cumplir Su voluntad, trabajando en nosotros lo que es agradable delante de Él.


2 Corintios 3:18 Explica que somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen de Cristo por el Espíritu, resaltando el proceso continuo de transformación que Dios hace en nosotros.


La obra de Dios no es algo que Él empieza y deja a medias. En cada etapa de la vida, incluso en nuestras dificultades y caídas, Él sigue trabajando en nosotros, formándonos para cumplir Su propósito.


III. Dios Llevará a Cabo Su Obra Hasta el Día de Jesucristo Filipenses 1:6c: "…hasta el día de Jesucristo."


1 Tesalonicenses 5:23-24 Pide a Dios que nos santifique completamente y nos guarde irreprensibles hasta la venida de Jesucristo, reafirmando que Él es fiel y cumplirá lo que ha prometido.


Romanos 8:29-30 Muestra la seguridad en la salvación al describir a los creyentes como predestinados, llamados, justificados y glorificados. Esto asegura que la obra de Dios en nosotros tiene un fin glorioso.


La promesa de que Dios completará Su obra nos llena de esperanza. Su obra en nosotros no solo es continua, sino que tiene un final glorioso en la eternidad. Vivimos con la certeza de que nuestro futuro está asegurado en Su fidelidad.


Conclusión


Dios inició una obra en cada creyente y promete completarla. Filipenses 1:6 nos llama a vivir con confianza en Su fidelidad, reconociendo que nuestra transformación y crecimiento espiritual están en Sus manos. Confiamos en que Él, quien nos llamó y nos sostiene, nos llevará a la plenitud de Su propósito hasta el día en que nos encontremos con Cristo.


La Respuesta Cristiana al Mal

Romanos 12:17 "No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos."

I. No pagar mal por mal


Como cristianos, estamos llamados a no responder a las ofensas con venganza, sino a buscar formas de responder con amor y misericordia.


1 Pedro 3:9: "No devolviendo mal por mal, ni insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque para esto fuisteis llamados, para que heredéis bendición."


Mateo 5:39: "Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes bien, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra."


II. Vivir en paz con todos


Dios nos llama a hacer todo lo posible para vivir en paz con los demás, incluso con aquellos que nos han hecho mal.


Romanos 12:18: "Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres."


Hebreos 12:14: "Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor."


III. Hacer lo bueno ante todos


No solo debemos evitar el mal, sino que se nos manda a hacer el bien activamente. Nuestra conducta debe ser un testimonio de la bondad de Dios.


Mateo 5:16: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."


Gálatas 6:10: "Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y especialmente a los de la familia de la fe."


IV. Confiar en la justicia de Dios


Cuando renunciamos a la venganza y dejamos el juicio a Dios, estamos demostrando fe en Su justicia y Su plan.


Romanos 12:19: "No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor."


Proverbios 20:22: "No digas: Yo me vengaré; espera a Jehová, y él te salvará."


Conclusión


Romanos 12:17 nos llama a una vida que refleje el amor y la paz de Dios, respondiendo al mal con bondad y confiando en Su justicia. Al actuar de esta manera, mostramos el poder transformador de Cristo y vivimos en armonía con Su voluntad.

Entendiendo y Peleando la Buena Batalla Espiritual

¿Cómo podría perseguir uno a mil, Y dos hacer huir a diez mil, Si su Roca no los hubiese vendido, Y Jehová no los hubiera entregado? Deuteronomio 32:30

Efesios 6:10-18


Introducción

La guerra espiritual es una realidad en la vida del creyente. El apóstol Pablo, en su carta a los Efesios, nos advierte sobre la naturaleza espiritual de la batalla en la que estamos involucrados, exhortándonos a estar preparados y equipados con las armas espirituales provistas por Dios.


1. El Reconocimiento de la Guerra Espiritual


La vida cristiana no es una vida de pasividad; estamos en medio de una batalla constante contra fuerzas espirituales malignas. Nuestro enemigo principal no es la carne o la sangre, sino las fuerzas espirituales de maldad en los lugares celestiales.


Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo...”. Reflexión: Esta lucha es invisible pero real. La guerra espiritual implica entender que nuestros verdaderos enemigos no son humanos, sino poderes espirituales.


1 Pedro 5:8: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. Reflexión: El diablo está activo en el mundo, buscando formas de atacar y destruir a los creyentes.


2. La Fuerza para la Batalla: El Poder del Señor


Levítico 26:8 cinco de vosotros perseguirán a cien, y cien de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros enemigos caerán a espada delante de vosotros


La primera clave para la victoria en la guerra espiritual es entender que nuestra fuerza no proviene de nosotros mismos, sino del Señor. Debemos estar fortalecidos en Su poder, no en nuestras capacidades.


Efesios 6:10: “Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza”.Reflexión: Antes de hablar sobre la armadura espiritual, Pablo nos exhorta a buscar fortaleza en Dios. No es nuestra propia fuerza la que nos sostiene, sino Su poder.


Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.Reflexión: Cristo es la fuente de nuestra fortaleza en medio de la batalla espiritual.


3. La Armadura de Dios: Protección Espiritual Completa


Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para estar firmes en la batalla. Esta armadura no es física, sino espiritual, diseñada para protegernos de los ataques del enemigo.


Efesios 6:13-17: Pablo describe las partes de la armadura: el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, los zapatos del evangelio de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación y la espada del Espíritu.


Cinturón de la Verdad (Efesios 6:14): La verdad de Dios nos sostiene y nos prepara para enfrentar las mentiras del enemigo.


Coraza de Justicia (Efesios 6:14): Nuestra protección es la justicia de Cristo que nos cubre.


Zapatos del Evangelio (Efesios 6:15): Estar firmes en el evangelio nos da la estabilidad necesaria para caminar con confianza.


Escudo de la Fe (Efesios 6:16): La fe apaga los dardos de duda y tentación que el enemigo lanza contra nosotros.


Casco de la Salvación (Efesios 6:17): La certeza de nuestra salvación protege nuestras mentes.


Espada del Espíritu (Efesios 6:17): La Palabra de Dios es nuestra única arma ofensiva contra el enemigo.


2 Corintios 10:4: “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”. Reflexión: Nuestras armas son espirituales y tienen el poder de destruir las fortalezas del mal.


4. La Importancia de la Oración en la Guerra Espiritual


La oración es fundamental en la guerra espiritual. Pablo no solo nos dice que usemos la armadura de Dios, sino que oremos en todo tiempo en el Espíritu. La oración es tanto una defensa como un arma en la batalla.


Efesios 6:18: “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu...”. Reflexión: Debemos orar continuamente y de manera intencional, buscando la guía y el poder del Espíritu Santo en nuestras batallas.


Mateo 26:41: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. Reflexión: La oración es la herramienta que nos ayuda a resistir la tentación y a estar alertas ante los ataques del enemigo.


5. La Victoria Asegurada en Cristo


Aunque estamos en medio de una batalla, la victoria final ya ha sido asegurada a través de Jesucristo. No luchamos desde la incertidumbre, sino desde la certeza de que, en Cristo, ya hemos vencido.


1 Corintios 15:57: “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Reflexión: Nuestra victoria no depende de nosotros, sino de lo que Cristo ya ha hecho por nosotros.


Romanos 8:37: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Reflexión: A pesar de las luchas, somos más que vencedores porque Dios nos ama y nos ha dado la victoria en Cristo.


Conclusión


La guerra espiritual es una realidad para todos los creyentes, pero no debemos temer, porque Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para pelear y ganar. Confiemos en Su poder, revistámonos de Su armadura y seamos constantes en la oración.