Yo y mi casa serviremos a Jehová

“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis;... pero yo y mi casa serviremos a Jehová.”Josué 24:15

Introducción


En un tiempo de decisiones, Josué confrontó al pueblo de Israel para que definiera a quién servir. Él declaró públicamente su postura: servir a Jehová junto a su familia. Esta declaración no fue solo un compromiso personal, sino un ejemplo de liderazgo espiritual en el hogar. Hoy, este versículo nos desafía a decidir con firmeza y vivir con coherencia.


1. La necesidad de tomar una decisión firme Deuteronomio 30:19 “Escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.” Servir a Dios no es una costumbre heredada, es una elección consciente. La indecisión espiritual lleva a la tibieza y a la confusión (Apocalipsis 3:15-16). Josué reta al pueblo a no vivir en la ambigüedad, sino a definir su lealtad.


2. El liderazgo espiritual en el hogar Proverbios 22:6  “Instruye al niño en su camino...” Josué entendía que su responsabilidad iba más allá de su propia vida; incluía guiar a su familia en la fe. El líder del hogar debe modelar el servicio a Dios con ejemplo y constancia. Servir a Jehová como familia fortalece la unidad y la identidad espiritual del hogar.


3. Servir a Dios implica renunciar a otros señores Mateo 6:24 “Nadie puede servir a dos señores...” El pueblo debía dejar los ídolos de Egipto y de las naciones vecinas. Hoy, los “ídolos” pueden ser el materialismo, la comodidad, o cualquier cosa que ocupe el lugar de Dios. Servir a Dios requiere un corazón exclusivo y entregado.


4. El compromiso es para toda la vida 1 Corintios 15:58 “Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre.” No se trata de una decisión emocional pasajera, sino de un pacto permanente. Josué, al final de sus días, reafirma la misma fe que sostuvo toda su vida. La fidelidad diaria mantiene viva la llama del compromiso.


Conclusión


Decidir servir a Dios es la mejor elección que una persona y una familia pueden tomar. Esto exige firmeza, liderazgo, renuncia a lo que nos aparta de Él y constancia hasta el final. Como Josué, podemos declarar con convicción: “Yo y mi casa serviremos a Jehová”, y vivir de manera que esa promesa se cumpla cada día.