Confiando en Dios para la victoria

Salmos 60:11-12 "Danos socorro contra el enemigo, porque vana es la ayuda del hombre. En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos."

Introducción:

El salmista reconoce que la lucha no puede ganarse con fuerzas humanas. Esta oración es un llamado a depender únicamente del poder de Dios para enfrentar los desafíos y enemigos de la vida. En medio de la batalla, el creyente debe mirar al cielo, no al hombre.


1. Reconocer la insuficiencia del hombre "…porque vana es la ayuda del hombre." La humanidad tiene límites, y confiar únicamente en el hombre lleva a la frustración. Jeremías 17:5 "Maldito el varón que confía en el hombre..." Salmos 118:8 "Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre." No pongamos nuestra esperanza en sistemas, personas o recursos humanos. Solo Dios tiene el poder para sostenernos.


2. Clamar a Dios por socorro "Danos socorro contra el enemigo…" Reconocer la necesidad de ayuda divina es el primer paso hacia la victoria. Salmos 121:1-2 "Alzaré mis ojos a los montes... Mi socorro viene de Jehová..." Isaías 41:10  "No temas, porque yo estoy contigo..." En cada batalla, grande o pequeña, acude a Dios primero. Él es nuestro auxilio seguro.


3. En Dios haremos proezas "En Dios haremos proezas…" Las grandes hazañas espirituales solo se logran cuando dependemos del poder de Dios. Filipenses 4:13 "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." Jueces 7:2 Dios redujo el ejército de Gedeón para que entendieran que la victoria no era por número, sino por Él. Dios puede usar nuestra debilidad para mostrar Su poder. Con Él, todo es posible.


4. Dios es quien derrota al enemigo "…y él hollará a nuestros enemigos." Dios no solo nos acompaña en la batalla, ¡Él pelea por nosotros! Éxodo 14:14 "Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos." Romanos 8:37 "Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó." La victoria ya está asegurada cuando caminamos con Dios. No peleamos solos.


Conclusión:


Cuando el enemigo se levante, no confíes en tus fuerzas ni en la ayuda del hombre. Vuelve tu mirada a Dios. Solo en Él hay socorro verdadero. Con su ayuda haremos proezas, y Él mismo aplastará a nuestros enemigos. La victoria pertenece al Señor.