Enfocados en lo eterno

Colosenses 3:2 “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”

I. El llamado a una nueva perspectiva


Colosenses 3:1 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba...” Al haber resucitado con Cristo, el creyente recibe una nueva vida que demanda una nueva visión. Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento...” Nuestra mente debe ser renovada para ver como Dios ve. Nuestra mirada debe estar alineada con nuestra nueva identidad en Cristo.


II. Lo terrenal desvía el corazón


1 Juan 2:15-17 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo...” Las cosas terrenales son pasajeras y pueden desviar nuestra lealtad. Filipenses 3:19 “...piensan solo en lo terrenal.” La mentalidad terrenal limita la vida espiritual y la esperanza eterna. No podemos servir a dos señores; debemos decidir qué tiene prioridad.


III. Lo eterno tiene verdadero valor


Mateo 6:19-21 “No os hagáis tesoros en la tierra... sino en el cielo...” Lo que es eterno nunca se pierde; tiene valor permanente. 2 Corintios 4:18 “...no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven...” Lo invisible y eterno es lo que realmente importa. Nuestras decisiones deben reflejar la esperanza de gloria que nos espera en Cristo.


IV. Mantener la mirada fija en Cristo


Hebreos 12:2 “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe...” Cristo es nuestro ejemplo y meta final. Salmos 121:1-2 “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?... Nuestra ayuda viene del cielo, no de lo terrenal. En cada circunstancia, debemos entrenar nuestros ojos espirituales para buscar a Cristo.


Conclusión:


Vivir con la mirada en las cosas de arriba es vivir con propósito, esperanza y dirección. Significa rechazar lo pasajero y abrazar lo eterno. Cuando enfocamos nuestra mente y corazón en Cristo, somos transformados día a día para reflejar Su gloria. Colosenses 3:3-4 nos recuerda que nuestra vida está escondida con Cristo en Dios, y que un día se manifestará en gloria. Que nuestra visión no sea limitada por lo terrenal, sino ensanchada por lo celestial.