1. La verdadera fortaleza está en Dios “Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado” Salmos 28:7. El hombre que reconoce su debilidad y se apoya en Dios es bienaventurado. La fuerza humana es limitada, pero la de Dios es infinita.
2. La bendición de depender del Señor Bienaventurado varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová Jeremías 17:7. La dependencia en Dios trae gozo y seguridad. La confianza en lo terrenal decepciona, pero la confianza en Dios sostiene siempre.
3. El corazón enfocado en los caminos de Dios Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas Proverbios 3:6. No basta con buscar la fuerza de Dios, también debemos desear caminar en Sus caminos. El corazón del creyente se mantiene firme porque tiene dirección y propósito en el Señor.
Conclusión: