La fuerza del creyente está en Dios

Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Salmos 84:5

1. La verdadera fortaleza está en Dios “Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado” Salmos 28:7. El hombre que reconoce su debilidad y se apoya en Dios es bienaventurado. La fuerza humana es limitada, pero la de Dios es infinita.


2. La bendición de depender del Señor Bienaventurado varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová Jeremías 17:7. La dependencia en Dios trae gozo y seguridad. La confianza en lo terrenal decepciona, pero la confianza en Dios sostiene siempre.


3. El corazón enfocado en los caminos de Dios Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas Proverbios 3:6. No basta con buscar la fuerza de Dios, también debemos desear caminar en Sus caminos. El corazón del creyente se mantiene firme porque tiene dirección y propósito en el Señor.


4. La fortaleza en Dios produce victoria en la adversidad Todo lo puedo en Cristo que me fortalece Filipenses 4:13. El que confía en Dios no se detiene frente a pruebas, porque su fortaleza no depende de circunstancias. La victoria no es por esfuerzo humano, sino por la gracia y poder de Dios.


Conclusión:


El Salmo 84:5 nos recuerda que la verdadera bienaventuranza está en confiar en el Señor como nuestra fuerza y caminar en Sus caminos con el corazón firme. El hombre que deposita su vida en Dios experimenta paz, propósito y victoria, aun en medio de la adversidad. Por eso, el mayor secreto del creyente es reconocer que sin Dios nada puede hacer, pero con Él todo es posible.