El Poder del Espíritu para Testificar

Hechos 1:8 “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”

1. La promesa del poder del Espíritu Santo Juan 14:16-17 Jesús prometió al Consolador que estaría con nosotros y en nosotros. El poder no proviene del hombre, sino del Espíritu Santo. Sin el Espíritu, la iglesia no puede cumplir su misión.


2. El propósito de recibir poder: ser testigos de Cristo Marcos 16:15 “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” El poder no es para exaltación personal, sino para testificar de Jesús. Testigos que anuncian no una religión, sino la vida, muerte y resurrección de Cristo.


3. El inicio del testimonio: Jerusalén (lo cercano) Lucas 24:47 “Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.” El testimonio empieza en nuestro entorno más inmediato: familia, amigos, comunidad. La misión inicia en lo cercano para extenderse progresivamente.


4. La extensión universal del testimonio Mateo 28:19-20 “Id, y haced discípulos a todas las naciones...” De Jerusalén a Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra: la misión es global. La iglesia está llamada a cruzar barreras culturales, sociales y geográficas.




Conclusión


Hechos 1:8 nos muestra que la misión de la iglesia es imposible sin el poder del Espíritu Santo. Somos llamados a testificar de Cristo con valentía, comenzando en nuestro entorno cercano y extendiéndonos hasta alcanzar el mundo.

El Espíritu nos capacita, la Palabra nos guía y la misión nos impulsa a proclamar el evangelio a toda criatura.